Puede que me recordéis por este post en el que hablaba del sexismo y la objetificación femenina en los cómics (o puede que no, que ya hace tiempo de aquello).
Como aquella vez, quiero aclarar que no soy ninguna experta y que esto van a ser reflexiones muy básicas sin ninguna pretensión de dar lecciones.
La cosa es que cuando se habla de objetificación femenina en el cómic, especialmente en el de superhéroes, suele darse este intercambio que escenifico a continuación:
– Es que se objetifica a la mujer.
– Bueno, y al hombre. Que están todos hipermusculados y los hombres tampoco son así, es lo mismo.
Y este suele ser el momento en el que hay que pararse a hablar de falsa equivalencia y fantasías de poder.
Os voy a enlazar el cómic de Shortpacked sobre el tema para quien prefiera esperarse a la película en vez de leer el libro (está en inglés).
Los demás buscad un sitio cómodo, que esto va a ser un poco largo.
Así en general y sin utilizar palabras complicadas, cuando hablamos de personajes de ficción pueden ocurrir dos cosas: que te identifiques con ellos o que quieras estar con ellos (estar en sentido amplio, no necesariamente romántico).
Cuando hablamos de los Estereotipos Sexistas de Toda La Vida™ nos viene a la cabeza el personaje masculino musculoso y el personaje femenino sexy. Esto son, respectivamente, fantasías de poder y fantasías sexuales: el personaje masculino está hecho para que el receptor masculino se identifique con él, y el femenino para que sirva de objeto de interés sexual.
-Pero es que a las mujeres les gustan los músculos.
Sí y no. Así en general menos de lo que se piensa, a pesar de que los gustos personales varían mucho de una mujer a otra por eso de ser personas individuales.
Sin embargo a nivel de marketing – donde hay que generalizar por necesidad- parece que tienen bastante claro que el rollo hipermusculado no vende muchas cosas a las mujeres .
Pongamos un ejemplo práctico: en el blog The Mary Sue comentaban una cosa muy curiosa hace unos meses:
Esta es la portada de una revista de fitness enfocada al público masculino. En la portada sale Hugh Jackman en compañía de un montón de titulares sobre Cómo Conseguir Esos Músculos.
Esta es la portada de una revista femenina del mismo mes. En la portada también sale Hugh Jackman en compañía de un montón de titulares sobre cenas y cosas románticas.
El “Hugh Jackman” que los hombres quieren ser, y el “Hugh Jackman” con el que las mujeres quieren estar. Sutil como un camión con remolque, ¿verdad?
A partir de aquí podemos empezar a deducir que muy probablemente lo que llamaríamos objetificación para el público femenino no equivale a la fantasía de poder para el público masculino.
Cambiemos de medio un momentito y vayámonos a la animación. En concreto, a la serie que iba a destruir el anime y contra la que había que quejarse muy fuerte porque qué va a ser de nosotros si esto se pone de moda:
Free!
Esta serie va del día a día de un grupo de amigos adolescentes a los que les gusta la natación. Está muy obviamente pensada para el público femenino del mismo modo que series como K-On! Están pensadas para el público masculino; y es posiblemente uno de los pocos ejemplos de casos de objetificación masculina fácilmente accesible en ficción*.
Acercándonos más al cómic de superhéroes pero sin llegar aún del todo tenemos como ejemplo reciente la serie de TV de Arrow, que, bueno:
De nuevo en marketing tienen clarísimo el público objetivo, y además se puede considerar objetificación masculina pura y dura (seamos serios: “yummy”? ¿Junto con esa marca de mordisco en los abdominales?).
Y ya dentro de lo que es cómic de superhéroes en sí, los dibujantes de Nightwing tienen una cierta tendencia a centrar el punto de vista en lo que ya goza de fama de ser el mejor culo masculino de DC. O al menos el más celebrado.
No es que abunden los ejemplos, pero deberían bastar para demostrar que la fantasía de poder masculina no equivale a la fantasía sexual femenina ni a la objetificación hecha pensando en el público femenino.
(De paso os recuerdo que sigo pensando como en el artículo anterior: no porque exista objetificación en una obra estás en la obligación de que deje de gustarte, pero creo que es importante reconocer esta clase de recursos e identificarlos. No es exactamente lo mismo que la objetificación femenina por puro y simple volumen; los casos de objetificación masculina, aunque más visibles que hace unos años, aún son muy escasos y existe una gran cantidad de personajes masculinos variados, con personalidad y bien escritos con los que el lector puede identificarse).
*Cuando digo “fácilmente accesible” me refiero a que sean obras que tengan o hayan tenido una cierta difusión, con lo que a la gente les suenan. Un poco como con el tema de 50 Sombras de Grey y el BDSM; no es la primera obra que toca el tema ni la mejor, pero sí la más conocida a nivel popular.