Pabellón de Alemania en la Exposición Universal de Barcelona de 1929
1928-1929 (reconstruido en 1986)
Concebido por Mies van der Rohe y Lilly Reich como un Mondrian en tres dimensiones –tal vez la primera obra realmente moderna del siglo XX y referente del diseño-, responde al encargo del gobierno del Reich alemán para mostrar en la Exposición Universal el poderío de la Alemania moderna, la que supera con esfuerzo la herencia de una guerra ruinosa.
El pabellón, un espacio fluido en planta libre que sirve para “representar y ser bello” como lo hace durante la recepción del rey Alfonso XIII, tiene una existencia efímera, hasta ser desmotado y subastado por piezas acabada la Exposición. Por suerte es reconstruido en la década de los ochenta siguiendo la iniciativa del arquitecto Oriol Bohigas años antes, pero sin la documentación original perdida durante el apresurado abandono de Alemania de Mies.
Asentado sobre un zócalo forrado de placas de travertino romano –herencia de los templos clásicos-, el pabellón cuenta con muros no portantes aplacados con travertino, mármol verde y ónice –este último poseedor de fantásticas anécdotas tanto en la versión original como en su reconstrucción-, junto con ocho pilares cruciformes exentos de acero cromado –ahora de acero inoxidable pulido- que sostienen la losa de cubierta. Vidrio en diferentes colores y transparencias con carpinterías cromadas, dos estanques, un banco corrido de travertino y una reproducción en bronce de la escultura original de Georg Kolbe, La mañana, invitan al visitante a la contemplación.
Tanto el pabellón original como la reconstrucción cuentan con mobiliario diseñado por Mies y Reich para la ocasión, en particular la silla Barcelona.
Artículo escrito por Agustín Ferrer Casas, autor de MIES.
Os invitamos a leer aquí las primeras páginas del biocómic MIES realizado por Agustín Ferrer Casas donde descubriréis mucho más sobra la vida y obra de este emblemático arquitecto.