Prólogo de Clara Grima para Objetivo Hedy Lamarr

10 mayo, 2020
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OBJETIVO HEDY LAMARRes un cómic que nace por el deseo de rendir un pequeño homenaje a la inventora Hedwig Eva María Kiesler, más conocida como Hedy Lamarr, la famosa actriz de Hollywood protagonista de películas como “Sansón y Dalida“, dirigida y producida por Cecil B. DeMille, gran director de cine de la época y descubridor del talento de la exuberante Eva María.

Pero además de su talento para la gran pantalla. Hedy era una gran amante de la ciencia y una de las inventoras más brillantes del siglo XX.
Desarrolló el Espectro ensanchado por salto de frecuencia, una técnica de modulación empleada en telecomunicaciones y gracias a la cual ahora disfrutamos de las tecnologías Wifi y del Bluetooth.
Inquieta, inteligente y curiosa representa lo que define a un verdadero inventor, la capacidad de visualizar una idea, y la tenacidad de hacerla realidad.

Y aunque nos servimos de la ficción para relatar su biografía también hemos querido reforzar el rigor del trabajo como científica de Hedy Lamarr. Para ello hemos tenido el placer de contar con la colaboración de Clara Grima, matemática y divulgadora científica, cuyo prólogo marca el comienzo del álbum y que queremos compartir en este post con todos nuestros lectores ya que es un texto que sin duda despertará vuestra curiosidad tanto por la tecnología como por la mujer científica que hay detrás.

Prólogo de Clara Grima.

“Conocí la historia de Hedy Lamarr hace no mucho, quizás unos seis o siete años. Es poco tiempo si se compara con la edad que tengo (dato que no viene al caso) y se tiene en cuenta en la ecuación mi dedicación profesional. Al principio me pareció tan fascinante como cautivadora; en una segunda lectura mi escepticismo se coló entre las líneas del libro que sobre su vida había publicado Richard Rhodes. Demasiado emocionante para ser cierta, me dije. Pero mi investigación  (no demasiado sistemática, lo reconozco,  pero sí escéptica) posterior me llevaba siempre a comprobar que no solo era una historia fascinante sino que, además era cierta. ¿Por qué nadie había hecho una película con la vida de esta actriz? Una razón podría haber sido que ella murió (con 85 años) en el año 2000 y que con ella viva igual no era factible porque nuestra glamurosa y brillante Hedy  los últimos años de su vida se los pasó demandando a todo lo que se movía: a  los escritores de su biografía, a Mel Brooks por usar el nombre Hedley Lamarr para uno de sus personajes de Blazing Saddles, y hasta a Corel Corporation por usar un dibujo suyo para la portada de CorelDRAW. Quién sabe. Posiblemente nadie se atrevió.  

Eso o que quizás le faltaba un poco de acción a la historia para ser el guión de un largometraje aderezado de lamé, seda, celos y torpedos. Si era esta la razón ya no hay excusa porque el cómic que tienen entre manos se ha encargado de ello: de engarzar la historia real de Hedy Lamarr con una trama de espías y ‘malos’ que nunca ocurrió pero que podría haber ocurrido.  ¿Algún productor está leyendo este prólogo y se atreve a dar el paso?

Si conocen la verdadera historia de nuestra Dalila sonreirán (al menos, yo he sonreido) descubriendo en este cómic auténticos pasajes de la misma insertados con maestría entre viñetas que inventan una trama detectivesca y trepidante. Si no conocen la historia real de esta austríaca (nacida en el imperio austrohúngaro para deleite, supongo, del maestro Berlanga) nacionalizada estadounidense, no se preocupen: entréguense a la emocionante historia que viene tras este prólogo y descubran a esta mujer impresionante, tan inteligente como guapa, que deslumbró a todos (eso espero) con la invención  de un sistema de trasmisión inalámbrica a prueba de espías y que, posteriormente, fue la tecnología base sobre la que se desarrollaron y perfeccionaron las conexiones inalámbricas que tanto ansiamos hoy en día, como por ejemplo la wifi. Es por ello, por cierto, por lo que cada 9 de noviembre (sí, como el ramito de violetas) se celebra a nivel internacional el día del inventor en honor a ella, que nació en esa fecha, allá por 1914.

La brillantez del invento de Hedy radica, posiblemente, en la conjunción de la sencillez de su funcionamiento con la eficacia del mismo.  El problema con el control de torpedos era la necesidad de usar señales inalámbricas para el mismo. Los sistemas basados en cables, que también se probaron, tenían, lógicamente, un rango muy limitado. Por lo tanto, la comunicación con los torpedos se hacía usando ondas de radio y esto conllevaba la posibilidad de que el enemigo las interceptara. A Hedy se le ocurrió la idea de usar más de una frecuencia para comunicarse con el proyectil, es decir, durante la comunicación entre el buque y el torpedo, ir alternando distintas frecuencias para la transmisión para hacer más difícil, para el enemigo, el rastreo de la señal y, por lo tanto, dificultar la posibilidad de interferirla. Junto  a su amigo, el músico George Antheil, diseñó un sistema que consistía en colocar dos rodillos de piano idénticos, uno en el barco y otro en el torpedo, de forma que, rotando ambos a la misma velocidad, los orificios que tenían estos rodillos iban cambiando continuamente la frecuencia (hasta 88 diferentes) de la transmisión. Esta idea, que patentaron en 1942, se conoce hoy en día como el espectro ensanchado.

Pero volviendo al libro que tienen entre las manos, disfrútenlo y si se quedan con curiosidad, siempre estarán a tiempo de descubrir qué partes de la misma son reales y cuáles no. Estoy casi segura de que les va a sorprender descubrir que son más de lo que se puede pensar en principio.  

En ambos casos, tanto si conocen la historia verdadera como si no, creo (y eso espero) que disfrutarán con esta novela gráfica, de sus exquisitas ilustraciones y la construcción del drama. Hedy Lamarr merece, como muchas otras mujeres de la historia, ser conocida por todos, que su historia sea contada. Evidentemente, este libro no es el primero que lo intenta ni (espero) será el último; esta será una piedra más en la montaña de reconocimientos que, poco a poco, se han hecho y se harán a nuestra protagonista. Pero sí es el primero, hasta donde yo sé, que nos presenta la historia de Hedy escondida en una novela negra que, como ya se ha dicho antes, bien podría haber sido cierta.

Es una pena que Hedy no haya podido ver su vida así novelada, como una obra de orfebrería a base de retales de su vida y escenas inventadas. Quién sabe, igual se habría despachado con un “ya era hora” seco y distante como el que dicen que soltó cuando, en 1997 su invento fue reconocido con un premio de la Electronic Frontier Foundation.

Pues nada, como no está ella lo diré yo: ya era hora.”

Clara Grima
Matemática y divulgadora científica
claragrima.com

El fantástico equipo que lo ha sido posible con el guion de Ricardo Vilbor, dibujado por Ángel Muñoz y con el color de Abel Pajares.

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